Entrevista publicada en DANZA EN ESCENA Nº 47 (Noviembre-Diciembre 2020). Publicación disponible en redes (AQUÍ)
Fotografías: James Rajotte
Ésta supone su segunda etapa en el BNE, compañía de la que formó parte como bailarín entre 1998 y 2002.
Desde 2011 ejerció como director del Ballet Flamenco de Andalucía, institución dependiente de la Junta de Andalucía, con la que estrenó montajes propios como Llanto por Ignacio Sánchez Mejías o La muerte de un minotauro. Anteriormente, formó su propia compañía, para la que creó espectáculos como Érase una vez, Belmonte, Las tentaciones de Poe, Horas contigo, Naturalmente Flamenco y Diálogo de Navegante.
También ha colaborado como coreógrafo o bailarín con figuras destacadas de la danza española como Aída Gómez, Antonio Najarro, Eva Yerbabuena, Víctor Ullate, Antonio Canales, Rafael Amargo, Isabel Bayón y Rafaela Carrasco.
-Desde muy niño ha tenido la
necesidad innata de bailar ¿nos puede contar cómo surge esa inclinación hacia
la danza, o si hubo un momento puntual que vislumbrara la posibilidad de
abrazar esta profesión?
Cuando tenía dos años vi
bailar a niños de todas las edades de una academia de flamenco en las fiestas
del barrio de mis abuelos y empecé a imitarlos. Mi familia se dio cuenta de que
me gustaba el baile y me apuntaron a esa academia. Pero no fue hasta que, unos
años después, vi en televisión la película Carmen, de Carlos Saura, con Antonio
Gades, y entonces comprendí que la danza era algo serio. Ese fue el momento en
el que la danza me deslumbró y me hizo abrirme a otros caminos, fue lo que me
hizo decidirme para entrar a los 9 años en el Conservatorio de Danza de
Sevilla.
-¿Ha tenido un su entorno
familiar, ejemplos que le estimularan a su inclinación hacia las artes?
No me he criado en un ambiente
artístico, pero sí he tenido todo el apoyo para que siguiera ese camino. No puedo
pensar en mejor ejemplo que el sacrificio de mis padres para que pudiera
estudiar.
-Después de haber tenido su
propia compañía con tan solo 23 años y de dirigir el Ballet de Andalucía, ¿qué le
impulsó a presentar un proyecto a la compañía estatal?
Siempre he tenido muy claro lo
que quería en mi vida artística. Decidí asumir la gran responsabilidad de crear
mi propia compañía cuando era muy joven, y he montado muchos espectáculos,
tanto para ella como para otros artistas y para el Ballet Flamenco de Andalucía.
Tras esa trayectoria, en ese momento sentí que era un paso natural para mí
presentarme como candidato a dirigir el Ballet Nacional de España.
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