Me resulta extraño encontrarme frente al teclado para
intentar describir la conmoción de esta noticia, me niego a escribir obituarios
y recordar con tristeza a los grandes artistas con todo el legado que nos dejan.
A pocos días de haber celebrado el Día Internacional de la
Danza y a pocos meses de que cumpliera sus 90 años, falleció una de los más
grandes mitos de la danza académica, que no son pocos y por los que todo el
mundo de la danza se siente en estos días consternado.
MAYA PLISETSKAYA (20 de nov. Moscú 1925- 2 de may. Munich 2015), ostentaba el
título de “Primma Ballerina Assoluta” con otras grandes de la danza del S.XX como Margot Fonteyn, Alicia
Alonso e Yvette Chauviré.
Constancia, tesón, empeño, amor, perdón y otro sin fin de virtudes,
apelativos y adjetivos pueden acompañar este nombre del que es sin lugar a
dudas, un símbolo y mito en la historia de la DANZA (con mayúsculas).
Éste es mi humilde homenaje desde este diario. Sergio
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En su libro autobiográfico “Yo, Maya Plisetskaya”, comenta
que llegó a ser considerada como «hija del enemigo del pueblo» en su Rusia
natal. Sin embargo con el paso del tiempo y ese empeño del que hablaba antes,
la llevó a recibir el premio de “Artista del Pueblo de la URSS" en 1959. Se le
prohibió la salida de su país hasta ese año, cuando al fin llegaron a entender
los famosos poderes del estado que no solo era una de las mejores bailarinas de
su país sino también una de las mejores del mundo.
Y bailaba así:
Su padre judío Mijaíl Plisetski, fue ejecutado por orden de
Stalin en 1938 y su madre, la actriz Rachel Messerer, también judía, deportada
con su hermano al gulag. A custodia de sus tíos ingresó a la escuela del Bolshói
con 3 años y fue primera bailarina de esa compañías con tan solo 18 interpretando “La
muerte del cisne” (1943).
A partir de los años ’60 surgiría, cual ave fénix, por todos
los escenarios y compañías del mundo impregnando con su danza cada rincón del
planeta para que no la olvidáramos nunca.
Fue una de las pioneras en introducir la danza moderna en
los grandes escenarios de su país y del mundo, con sus propias coreografías,
las de Béjart, Petit o Alonso. Merecedora de grandes premios y reconocimientos
de la danza y de la cultura en varios países.
Fue también directora del Ballet de la Ópera de Roma y en
España del Ballet Lírico Nacional, hoy Cía. Nacional de Danza. Y
aunque España se enorgullezca de que haya conseguido esta nacionalidad, la
ignorancia perpetua de su burocracia desperdició la oportunidad de mantenerla
entre sus filas, (dirigió la Cía. entre 1987-1990). Recibió junto a Tamara Rojo el Premio Príncipe de Asturias.
La primera vez que la vi fue en una pantalla de televisión
en blanco y negro con tan solo 10 años, interpretando su “Muerte del cisne”. La
última en Madrid, cuando vino a presentar su autobiografía en 2006 (foto).
Tenía
una personalidad indescriptible, tanto dentro como fuera de los escenarios,
todo en ella era mágico.
Y siempre a su lado estaba Rodion Shchedrin (en la
foto), su esposo, amigo y compañero músico en la vida. Quizás también es
posible decir que “Detrás de una gran mujer, hay también un gran hombre”...
Infinitas historias puedes encontrar en sus libros, la
editorial Nerea tardó 12 años en traducir su autobiografía, que guardaré
silenciosamente en mi estantería con su dedicatoria, (cuando me la devuelvan).
Allí encontrarás a este genial personaje de la danza:
“Valiente,
generosa, desgarradoramente sincera, su voz es la de una verdadera escritora
que relata con inteligencia y pasión la historia del ballet soviético del
pasado siglo, la represión política y cultural vivida en carne propia, su
lucha, sus sueños y sus decepciones. Esta autobiografía ofrece el retrato único
de Maya, su triunfo en la defensa de su arte, su profunda y permanente búsqueda
estética y espiritual y sus experiencias de más de sesenta años de carrera
profesional. «Prima ballerina assoluta» y coreógrafa, es hoy un símbolo
indiscutible de la danza clásica mundial”.
Quiero despedirme de esta crónica con algo de su danza, “Ave
Maya” que creó Béjart para sus 75 años y pudimos disfrutar en Madrid hace no hace tantos.
¡Gracias por tanto empeño por la danza Maya! Y descansa en
paz.
Hoy por aquí hay un color muy especial en el cielo y también han llegado las primeras golondrinas.
¡Que sea feliz tu vuelo querido cisne!
¡Que sea feliz tu vuelo querido cisne!
Hasta la próxima entrega. Sergio
PÁGINA OFICIAL DE LA FUNDACIÓN Maya Plisétskaya- Rodion
Shchedrin: http://www.shchedrin.de/index.php?id=22
A todos los que trabajan y hacen posible la danza, el arte y la cultura, muchas gracias.
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