A lo largo de estos paseos por la danza hemos tenido la oportunidad
de acercarnos a distintas maneras y modos de expresarse a través del lenguaje
corporal, y al margen de los gustos personales quiero seguir compartiendo
pequeños fragmentos de la gran riqueza del lenguaje de movimiento.
La entrega de hoy es un disfrute para los sentidos y a
manera de reflexión ante la idea antropocéntrica de aquella frase pronunciada
por el filósofo Protágoras que dice: “El hombre es la medida de todas las cosas”,
que en mi opinión se aleja bastante a esa otra idea de que la danza es consustancial
al propio universo y del ser humano.
Tal es así dependiendo del ángulo en que se mire. Este universo
en el que vivimos es movimiento, la danza es movimiento. Respondiendo a ese
sentir del movimiento del universo, la naturaleza y este homo sapiens-sapiens
que somos y que se resiste a veces, respondemos a esa naturaleza.
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Desde el más ínfimo átomo (y hablo aquí desde una visión cosmogónica),
el universo y su naturaleza responde a códigos casi indescifrables en el
instinto de seguir en movimiento. Si está vivo, todo es movimiento; hasta las
actuales maneras de interrelacionarse y moverse por las redes y las
tecnologías, con el único fin de comunicar o expresarse. Así la danza.
El movimiento, una condición consustancial a todo ser vivo
(incluido el mineral), de este universo.
El homo sapiens decide qué es, qué no es o qué deja de ser;
así con la danza. Pero el movimiento, esa necesidad innata de continuar en
movimiento es mucho más sabia que su propia sapiencia. Podrá el hombre/mujer
conceptualizar, intelectualizar o vulgarizar en-desde-con ella, pero la danza
está ahí.
Lo primero que hace un niño al nacer es moverse y sonar,
luego coordinar su lenguaje y su expresión, luego decidirá –mejor o peor- cuál será la mejor manera de expresarse con su
sapiencia. Pero lo cierto es que todo ese código y esa necesidad están en los
propios genes del universo (a veces trabado por tanta razón).
El código genético es seguir funcionando –adaptándose o rebelándose- y formar parte, además, con el condimento de la emoción y el instinto; contra esto no hay barreras. El
universo y también las ideas humanas (sapiens), surgen y desarrollan a lo largo del tiempo, con su situación geográfica y cultural. Pero ahí está.
Dejaré a los intelectuales que divaguen un poco más sobre el
sentido de lo artístico, la originalidad y lo sublime o lo místico.
Disfruta de algunas maravillosas muestras donde se puede apreciar
que la naturaleza por sí misma ha ido preparando sus danzas y bailes, como
rituales: de belleza, de subsistencia de esta naturaleza a veces tan
desconocida. Así es la danza… así es el arte…
Porque… ¿sabes…? Ese pavo real que ves en la foto me bailó
y fui, aunque haya sido solo un instante, feliz con su danza…
Que disfrutes del paseo y hasta la próxima entrega. Sergio
Comienzo el paseo con el mejor cantante y bailarín de la
naturaleza. Por su canto, su danza y su puesta en escena.
Espero que hayas disfrutado de esta entrega. Vayas donde
vayas en las próximas vacaciones intenta cuidar lo suficiente de la naturaleza
para que las futuras generaciones también puedan disfrutar de ella. Sergio
Gracias a la naturaleza por hacer posible la danza, el arte y la cultura, muchas gracias.
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Que lindo, Gracias por la información
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