"No
puedo pedir más a la escuela.
Me basta
con que sea capaz de enseñar a los niños a mirar y a criticar el mundo sin
prejuicios ni miedo"
Gianni Rodari (Escritor, pedagogo y periodista italiano 1920-1980)
En esta primera entrega de este nuevo etiquetado, me atrevo
a decir que, a no ser por el oficio de los grandes maestros, en términos
teóricos, la pedagogía específica de la
danza es prácticamente inexistente; y me refiero a ello en el sentido de
tener un soporte científico verdaderamente tangible para responder a los
interrogantes que cualquier profesional docente necesita en esta especialidad.
Lamento daros malas noticias.
La docencia, en
cualquiera de sus ramas posibles, es un acto
de vocación; esa necesidad innata de disfrutar intentando guiar, contagiar
o transmitir un conocimiento de la manera más amable y disfrutable posibles. Y
es precisamente la ciencia pedagógica la que se encarga de dar valor y
conocimientos teórico sobre ese simple-gran acto de generosidad.
Pero de la misma manera que en la danza, como en muchas
disciplinas prácticas o empíricas, en relación a la adquisición de habilidades
y destrezas, se confunde el término pedagogía con el de la parcial mirada a la metodología para alcanzar dichas
habilidades y destrezas.
Según la RAE
(Real Academia Española), define a la pedagogía en dos vertientes: 1. f.
“Ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza” y 2. f. “En general, lo
que enseña y educa por doctrina o ejemplos”. Pero al ser ciencia también tiene
distintos argumentos, formas de ver, de actuar, tanto o más que las religiones;
aunque en general cualquiera de ellas persiguen, “en sus teorías”, el buen
hacer para lograr ayudar a desarrollar en cada uno lo mejor del “homo sapiens-sapiens”
que somos.
La pedagogía en
cualquiera de sus vertientes, y en el análisis de sus hipótesis y teorías,
trata sobre la reflexión sobre el acto
educativo, apoyada en otro montón de conocimientos y ciencias como:
psicología, medicina, antropología, filosofía, sociología, ética o deontología
y un largo etcétera que ponen en valor determinadas tesis sobre el “acto
educativo” y sus protagonistas en el proceso “enseñanza-aprendizaje”.
Sin embargo, no podemos ser tan inocentes para no pensar que
cada una de las distintas perspectivas sobre la educación tienen un gran
componente político/ideológico que promueven en la educación de sus ciudadanos
en cada una de las culturas que se desarrolla.
De estos temas, que a veces resultan un tanto engorrosos y
que generan tanto debate entre expertos, entendidos o paracaidistas a la labor
educativa, intentaré acercar algún conocimiento, información y
formación-experiencia personal (sin ser pedagogo), pero con un ejercicio en la docente de más de treinta años.
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Normalmente se confunde el término con el de EDUCACIÓN, un
término mucho más amplio en el que se incluye tanto la formación de los
individuos no sólo en el ámbito de las “instituciones oficiales” de la
administración pública o del estado (educación formal y no formal).
En las enseñanzas artísticas, que es nuestro caso en la
danza, a veces también se confunde el valor de la producción de un artista con
la capacidad de transmitir las técnicas en la formación de las futuras
generaciones. Es decir, un gran intérprete/ejecutor de las artes escénicas, en
cualquiera de sus ramas, no lleva emparentada la capacidad de ser un gran
creador o pedagogo en ella; aspectos que no muchas veces confluyen en una misma
persona y que la gente en general asocia como garantía de esas capacidades;
esto es, un gran bailarín/a no necesariamente tiene que ser un buen profesor,
coreógrafo, investigador o gestor de su arte.
Por situarnos geográficamente, y haciendo un repaso sobre la
Danza en la educación formal, me referiré específicamente en estos breve párrafos,
a lo que ha acontecido en los últimos años en el Estado/Reino Español.
Si hacemos un recorrido por las LEYES DE EDUCACIÓN ENESPAÑA: LODE (1985), LOGSE (1990), LOE (2006) y la actual LOMCE
(2013), han ido siendo un ir y venir de legislaciones que cada uno de los
gobiernos de turno han intentado introducir determinados valores explícitos, y
muchos ocultos, de acuerdo con sus propias ideas políticas en la búsqueda de
una ciudadanía mejor capacitada; bueno, todo esto en las preciosas teorías y
flamantes discursos dentro de lo “políticamente correcto”.
Y no me extenderé en los planes y proyectos en las políticas
educativas y culturales españolas porque sería enfangarnos en un debate
interminable, mucho más si entramos a analizar las ventajas y profundas
deficiencias en cada una de sus comunidades, desde que se delegaron dichas
competencias. Lo cierto es, que la danza en la educación general española es
inexistente, y salvo determinados rincones geográficos y/o formaciones
artísticas de bachillerato, la danza como tal apenas forma parte de unos breves e insustanciales
bloques incluidos dentro de las asignaturas de música o educación física.
La “pedagogía de la danza” a nivel institucional comienza a
ser regulada a través de leyes y decretos de las denominadas “Enseñanzas
Artísticas”. Música, danza o artes escénicas; con sus grados elementales
(niños), profesionales (adolescentes y jóvenes) y finalmente los títulos
superiores; y salvo escasas excepciones no están incluidas en la formación
universitaria (otro tema para otro largo debate).
Hasta hace más o menos una década la formación dancística
“oficial” pretendía (y pretende), formar profesionales de este arte en la rama
de interpretación, hasta la llegada de las denominadas enseñanzas superiores en
“Pedagogía o Coreografía de… diferentes estilos de danza” (española, ballet,
contemporáneo, flamenco, comedia musical, etc. etc.).
Paradojas y contradicciones del destino, lo cierto es que,
los denominados “Conservatorios de Danza: elementales, profesionales o
superiores” están dirigidos y organizados por una gran mayoría de profesionales
de la danza que no han tenido absolutamente
ninguna formación pedagógica, al margen del manejo de formación o
información sobre técnicas de danza. Influenciados por políticas/institucionales,
en la mayoría de los casos, están apoltronados en sus puestos de funcionariado
(de por vida o hasta su jubilación), que en muchos casos y a duras penas han
conseguido tras pasar los llamados “exámenes de oposición”.
En defensa de estos profesionales, también tenemos que añadir
que durante un tiempo tuvieron la oportunidad de convalidar sus “títulos
profesionales” con un curso de módulos pedagógicos; algo así como el denominado
CAP (Certificado de Aptitud Pedagógica), que también se requería a los Licenciados
para ejercer la labor pedagógica. Un curso que también he tenido la experiencia
de pasar y, sinceramente, los contenidos que se desarrollaban eran un poco más
que limitaditos para una función docente.
Y no es que de buenas a primeras me haya convertido en un
experto en pedagogía, pero debo aclarar que he realizado dos carreras de
formación docente (Educación Física y Expresión Corporal), en las que tuve que cursar y aprobar asignaturas que verdaderamente preparan a un docente desde el
marco teórico. Por nombrar algunas: Filosofía, Psicología, Psicología de la
Educación, Antropología, Didáctica infantil, juvenil y de adultos, Ética y
deontología profesional, Dinámica de grupos, entre muchas otras.
Vuelvo a insistir que, el oficio de la docencia no solamente
requiere conocimientos sobre la asignatura a impartir sino también, un gran
cúmulo de información desde otras ciencias aplicadas a la educación; pero sobre
todo vocación, algo de talento y mucho talante. Haciendo honor a la verdad,
llegado el punto de ejercer la profesión uno se encuentra al límite de
preguntarse ¿para qué tantos conocimientos e información?, pues simplemente
para mantenernos alertas y atentos, en una actividad que requiere de una continua
reflexión en cada contexto, en cada grupo, en cada ocasión.
Desde este diario personal, llamado Danzaria, intentaré
hacer un recorrido por algunos conceptos y referencias a tener en cuenta para
profundizar en la labor pedagógica que pueden o no servir de referencia a
nuestros lectores. Espero poder continuar estas entregas con la mayor brevedad
posible y según me permitan mis compromisos personales y/o profesionales.
Enseñanza. Aprendizaje. Psicología. Modelos pedagógicos,
docentes y estudiantes. Contexto pedagógico. Y un largo etcétera al que iremos
dando forma y sentido para profundizar en la labor docente de Danza.
ENLACES
RELACIONADOS
Hablar de pedagogía puede resultar tan árido como hablar de “la
colocación”, “el talento” o “el flow”; pero en fin… Espero que estas lecturas
sean de algún interés y también quedáis invitados a sugerir temas, enviar
comentarios y sobre todo evitar insultos.
A todos los que trabajan y hacen posible la danza, el arte y la cultura, muchas gracias.
Gracias por compartir y seguir este blog. Bienvenido a cualquier comentario o sugerencia. Sergio
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Mucha miga para cortar...
ResponderEliminarNo todos los que enseñan son pedagogos
No todos los que han estudiado pedagogía la saben ejercer
Hay algunos grandes maestros que, sin haber estudiado pedagogía de manera específica, saben aplicar sus coocimientos mejor que muchos autodenominados "pedagogos", tal y como indicas en el principio del texto
Fundamental el amor a lo que enseñas, el amor a quienes se lo enseñas, y el conocimiento de la materia que enseñas (y esto último no es mío, pero estoy muy de acuerdo con ello)
Gracias por tu comentario CGC
EliminarEs verdad que hay mucha miga por cortar (como bien dices), pero en ningún sitio del mundo "las titulitis" son garantía de buen profesional, pero en ninguna profesión. Aquí en España ha pasado/pasa, que algunos grandes maestros jamás han sido llamados a ejercer su verdadera maestría. Cosas que pasan, pero la danza seguirá adelante gracias a los buenos profesionales que sí los hay. Un saludo
Muy interesante tu reflexión. Un tema que a mi personalmente me apasiona, pues en mi opinión vivimos un momento de cambio en educación, la escuela tradicional está obsoleta y en busca de nuevos modelos más acordes a las necesidades de la sociedad actual, y la danza no debería quedarse al margen.
ResponderEliminarNo te olvides de Andalucía, también tenemos un superior en pedagogía de la danza😉
Gracias por tu comentario María Jose. Un saludo.
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