Imagen: archivo de la autora |
Y lo gracioso del tema es que a veces se busca y no se encuentra, y de pronto un día viene ese mago llamado Inspiración y te toca con su barita mágica, así sin más, cuando menos te lo esperas. Por eso hay que estar preparado para recibirla…y ¿cómo se puede uno preparar para recibirla? Dando por hecho que está ya contigo, que te acompaña, es decir, prepararse para recibirla, en la propia acción de buscarla sin descanso sabiendo que llegará a ti. Y cuando hablo de la búsqueda sin descanso no necesariamente hablo de acción, porque puede ser una búsqueda en la no acción, pero sí en la atención constante… (esto, que parece contradictorio y complejo de entender, lo explico más adelante).
Por eso, por lo escurridiza que es la inspiración, es muy importante conocer las fuentes del “aliento del artista”.
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FUENTES DE INSPIRACIÓN
LA PROPIA NATURALEZA: todo lo que nos rodea es en sí fuente de inspiración, el mundo que captamos y percibimos con nuestros sentidos y, también con otras formas de percepción biológicamente imposibles para nosotros, gracias a la tecnología, nos inspira. La clave está en observar, en prestar atención. Los colores, las formas, los movimientos del propio paisaje y de otros seres vivos, la luz, los sonidos, los olores, la energía que se percibe, todo aquello que podamos captar consciente e inconscientemente nos servirá de inspiración si estamos receptivos.
A la hora de crear un movimiento o figura de danza el desplazamiento lento y naturalmente atento de un camaleón, la apertura a la luz de una flor, el vaivén de las olas del mar, o el movimiento a compás y sincronizado de una bandada de pájaros, por poner sólo algunos de los miles y miles de ejemplos posibles, nos muestra que la Naturaleza está danzando constantemente.
LAS ACCIONES COTIDIANAS: observa a los demás y/o a ti mismo en un día cualquiera. Subir y bajar del coche, abrir una ventana, el gesto de saludar a alguien, cruzar la carretera, limpiar unos cristales…cualquier actividad por trivial y “naif” que te resulte encierra en sí misma una carga de gestos, de expresión y de movimientos que estudiándolos detenidamente pueden ayudarte, y mucho, como fuente de inspiración a la hora de crear tu danza o de contar una historia mientras danzas. De ahí que la danza en sí misma haya tenido en sus orígenes y siga conservando ese valor de medio de transmisión de las historias de un pueblo; un ejemplo claro está en HULA y ORI TAHITI, danzas cuya principal finalidad es transmitir conocimientos y contar historias, de generación en generación, a través del movimiento de las manos y del cuerpo en acompañamiento de los instrumentos musicales básicos y el mele, o canto. Yo descubrí HULA Y ORI TAHITI hace años y la satisfacción que encierra el practicar estas danzas reside además de en su propia belleza estética, en el poder que otorga el contar historias, hablar con las manos y el cuerpo, de ahí radica su fuerza ancestral y su belleza.
Imagen: archivo de la autora |
PERSONAJES. Una persona o grupo de personas puede inspirarte a realizar y crear danza. Ya sea por su originalidad o peculiaridad al comportarse, al moverse, al caminar, al comunicarse, al interactuar, cualquier persona de tu entorno puede ser tu fuente de inspiración, así que no descartes nada ni a nadie en cuanto a tu necesidad de ser inspirado, porque si la persona no te es indiferente, quizá te de ese toque mágico que necesitas para crear. Observa, sin límites ni prejuicios mentales, esa es la clave.
¿Cuál es la fuente más importante de inspiración?
EL SILENCIO, LA NADA
Creo que esta es la fuente de inspiración más fructífera, y, sin embargo, la que menos buscamos. Al comienzo del artículo ya introduje este concepto, cuando hablo de la búsqueda sin acción, cuando hablo de la no acción. No me estoy contradiciendo con lo anterior, la acción es fuente de inspiración, pero la no acción lo es aún más. Lo que ocurre es que es una fuente de inspiración a la que recurrimos poco por ser aparentemente poco atractiva: requiere mucha calma, requiere desconectar de lo mundano, requiere paz interior, requiere aislarse del ruido. Va a contracorriente de nuestro ritmo de vida.
La meditación, si nos lleva a ese silencio y calma, es un medio fabuloso de fuente de inspiración. La creatividad está en todos nosotros, en nuestro interior, y para que pueda surgir, aflorar, tiene que haber espacio…tiene que tener el camino de acceso libre, y eso se consigue cuando limpiamos ese espacio, cuando eliminamos o apartamos los objetos que obstaculizan dicho camino. Probablemente las creaciones más mágicas, más geniales, que más han calado en el corazón de los humanos, han brotado de ese silencio, de esa nada. Llegaron porque sí, pero porque había ese vacío.
Es curioso lo que ocurre con el arte…y con la vida misma. Primero hay que aprender, para después “desaprender” y así poder avanzar.
¿Te he inspirado? Seguro que sí…
Cuéntame cual ha sido tu fuente de inspiración más inesperada.
Rocío Rodríguez Rodríguez
Bailarina y profesora de danza
ROCIODANZA.COM www.rociodanza.com
Si tienes algo para contar o reflexionar, escribe a blogdanzaria@gmail.com y te responderé lo antes posible. Gracias.
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A todos los que trabajan y hacen posible la danza, el arte y la cultura, muchas gracias. SergioTAMBIÉN PUEDE INTERESARTE VER EN ESTE BLOG
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