La
felicidad, al ser un concepto abstracto, sabemos que es algo complicado de
definir. La felicidad parece que no es algo que se tenga o no se tenga, sino que
es algo que se siente o no se siente, y que varía en el tiempo, dependiendo de
muchos factores en sus distintos grados. Parece lógico que, para sentirnos en
un momento dado muy felices necesitaríamos previamente sentir menor nivel de
felicidad. Es genial que existan un montón de métodos diferentes que pueden
ayudarnos a sentirnos más felices en términos generales, de forma más o menos
estable, muchos de los cuales conllevan gestos bastantes sencillos, como tomar
la vitamina D del sol, reír o dormir las horas adecuadas.
La
danza también es un concepto difícil de definir de forma consensuada. Más o
menos, la danza se considera como aquella disciplina artística escénica donde a
través de técnicas y/o estilos diversos, el cuerpo ejecuta secuencias de
movimientos de diferentes estéticas con el objetivo de expresarse. Bueno, ya
digo que. más o menos algo así. Sin embargo, en mi opinión, la danza es mucho
más y también mucho menos que esto. Por ejemplo: Para bailar la música no es
necesaria (ni siquiera lo es el sentido del oído), ni requiere del conocimiento
de una técnica específica, ni de la habilidad de seguir un determinado ritmo
temporal externo, ni de contar con unas características físicas concretas, ni
de buscar una estética singular en su ejecución. Tenemos ejemplos de todo esto
en cada continente y a lo largo de la historia de la humanidad.
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Para
mí bailar es algo tan sencillo como realizar cualquier tipo de movimiento o
gesto corporal que conlleve intención expresiva, ya sea más o menos perceptible
o/y se lleve a cabo de forma consciente o inconsciente, como sucede en la
mayoría de las ocasiones. Es decir, en mi opinión, cualquier tipo de expresión
corporal ya es danza. Guiñar un ojo para
saludar con afecto a alguien es bailar. Mover las piernas rápidamente cuando se
sienten nervios, también. Teniendo en cuenta esta opinión, es lógico deducir
que para mí, todo el mundo baila; toda persona sabe bailar de forma innata y desarrolla
tal habilidad de forma imitativa, aunque no sepa cómo o cuándo lo hace.
Por
tanto, aprender a bailar significa sencillamente, y desde mi punto de vista,
obtener una mayor gama de movimientos
expresivos (generalmente acompañados de una música, una técnica, una estética y
acomodados a un determinado ritmo), para llevarlos a cabo individual o
grupalmente dentro de múltiples variaciones derivadas de la creatividad
personal, en contextos o acciones cotidianas como a solas barriendo en casa o
sonándote la nariz, o de otra índole, como puede ser una celebración festiva
familiar o un espectáculo a nivel profesional, y que conlleva multitud de
beneficios, pues….
Aprendiendo
a bailar adquieres o mejoras habilidades físicas, como la flexibilidad de tu
cuerpo, su fortalecimiento, su coordinación, su fluidez, su colocación, su equilibrio…
Aprendiendo
a bailar, como ejercicio físico (que es en buena parte), el metabolismo se
activa, refuerzas tu corazón, amplias tu capacidad respiratoria, pierdes
calorías, elevas tu nivel atencional, mejoras tu memoria, organizas mejor la
información, reactivas tus sentidos y elevas las endorfinas.
Aprendiendo
a bailar adquieres también conocimiento sobre las distintas técnicas de baile,
sus orígenes, los diferentes estilos musicales que conllevan, y cómo ejecutar
los movimientos reconociendo y adaptándote a los distintos ritmos.
Aprender
a bailar, como en cualquier aprendizaje, requiere que te enfrentes a los retos que te apetezca
asumir, te permite percibir tus logros, tus dificultades o limitaciones para
superarlas o para aceptarlas con cariño y humor, y a empatizar con los logros y
dificultades del resto del alumnado siendo consciente del espacio principal que
siempre ha de darse al respeto.
Aprender
a bailar, te enseña a valorar los esfuerzos propios y ajenos, a motivarte y a
motivar, a perder prejuicios, a abrirte a otras personas e ideas, a trabajar y
compartir en grupo de forma más efectiva aceptando las diferencias.
Aprendiendo
a bailar te diviertes, te expresas, te conoces en otros sentidos, tu
comunicación con el resto del mundo mejora, reconociendo las distintas emociones que sentimos y
desarrollando así tu inteligencia emocional.
Aprendiendo
a bailar dejas a un lado las preocupaciones cotidianas desconectando de ellas,
descargas buena parte de estrés acumulado, desarrollas tu creatividad,
ejercitas la desinhibición, adquieres confianza en ti y con ello aprendes a
quererte más y mejor.
¿Acaso
no supone todo esto aprender a ser más felices?
En
fin, podría seguir. Son muchos los años que llevo enseñando e innumerables los beneficios que a lo largo de ellos he ido
observando en el alumnado. Todavía son más los años que llevo aprendiendo
felicidad. Contraindicaciones no conozco,
pues la danza se adapta sin
problema a cada situación personal.
Porque
todo el mundo baila, a todo el mundo le deseo un…
¡Maravilloso Día Internacional de la Danza!
Pepa
(María José Escalante Ruiz), profesora de danza de
la Escuela de baile de Plantagenet. Plasencia.
Cuenta PayPal: danzabailetango@gmail.com
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