La Casa de la Danza de Logroño, única institución de estas características en España, cumple su mayoría de edad y, por eso, he querido entrevistar a su creador y fundador, para conocer un poco mejor algunas etapas de su vida profesional y de estos años al frente de esta Casa-Museo como director.
Perfecto Uriel en el Bosque de la Danza |
Al terminar sus estudios se
establece en Londres, donde sigue su formación en danza en “The
Rose Bradford College” y en “The Place”. Tiempo después, realizará un MASTER en
Pedagogía de la Danza Clásica, especialidad infantil, en el Ballet de la Ópera
Nacional de Varsovia.
En breves períodos de
tiempo, a finales de los ’70 y principios de los ’80, visita Canadá y Venezuela
donde desarrolla su labor coreográfica y de intérprete, tras lo cual se instala
en Madrid durante tres años, donde continúa su perfeccionamiento en Mimo y
Pantomima con Julio Castronuovo y Expresión Corporal con Marta Schinca,
colaborando en los espectáculos como ayudante para el primero de ellos.
Por esas cosas del destino,
es requerido para dirigir el Departamento de Movimiento y Danza para actores en
la, ya desaparecida, Escuela de Teatro de la Comunidad Autónoma de La Rioja.
Allí trabaja con diferentes compañías, nacionales e internacionales, y también
se encarga de la coordinación, dinamización y dirección de un grupo de
animación cultural teatral Tabacalera Acción Teatral con los alumnos del
centro.
Durante los últimos años, y
hasta la actualidad, realiza labores de docencia de danza en escuelas e
instituciones de Logroño y otros municipios; aunque también participa en varias
ocasiones en los montajes teatrales medievales como director en Calahorra,
Nájera y Oña (Burgos).
Nos cuenta que ha sido colaborador de diferentes publicaciones: “Por la Danza” (Madrid), “Zaradanza” (Zaragoza) y “Tiempo de Danza” (Murcia), y crítico oficial del periódico “La Rioja” durante más de una década. Actualmente es el coordinador de la revista “Danza en Escena” de la Casa de la Danza en Logroño.
La
Casa de la Danza de Logroño
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- Después de haber fundado la Casa de la Danza y con 18 años al frente de esta institución única en nuestro país, ¿qué cosas, positivas o negativas, quedan en su recuerdo, y que pueda compartir con nuestros lectores?
Ha habido de todo, como en botica. Los profesionales de la danza seguimos sintiendo que somos esa hermana “cenicienta”, y esto realmente no ha cambiado mucho en estos años de andadura.
Llegar a Logroño en aquellos años (1984), era como aterrizar en un desierto. La danza era una mera actividad extraescolar y sentí que había que hacer algo para cambiar el panorama.
El primer recuerdo, y quizás el más positivo, fue mi primera conversación con Don Julio Revuelta, entonces Alcalde de la ciudad, y su entusiasmo para poner en funcionamiento toda la maquinaria municipal, en favor del proyecto presentado por la Asociación Cultural “En Escena”, fue determinante.
Aspectos negativos muchísimos, pero es mejor dejarlos aparcados en un limbo. No merece la pena ponerlos de manifiesto.
La danza y sus profesionales necesitamos mucho más apoyo del que se nos presta. Nuestro país está plagado de grandes profesionales que bailan en las mejores compañías del mundo pero que son los grandes desconocidos, los grandes olvidados, en España. Quizás sea este pensamiento el más amargo de todos.
- Echando la vista atrás, ¿cuáles fueron las motivaciones para llevar a cabo esta iniciativa?, en un país donde la danza es una de las artes más desconocidas y menos apoyada por las políticas culturales.
Pues fue precisamente eso: ser la “cenicienta” de todas las artes. En las décadas 80 y 90 todas las demás artes ocupaban un espacio, más o menos grande, en La Rioja. De la danza ni se hablaba. Sentí que faltaba un impulso profesional para potenciar espectadores y ofrecer una formación que hasta entonces solo era de mero entretenimiento. La creación de la Asociación Cultural “En Escena”, un factor determinante para poner en funcionamiento todo el proyecto. De manera paralela también creamos una Asociación Profesional que pudo reunir a un buen puñado de compañeros preocupados por el futuro de la profesión y que, a su vez, nos conectó con la realidad profesional nacional. Entre todos fuimos capaces de dar los primeros pasos hacia lo que hoy es una realidad.
- Teniendo en cuenta la cantidad de proyectos que ha puesto en marcha a lo largo de estos años (museo, biblioteca, bosque, etc.), ¿cómo ve su continuidad, y qué necesidades reclamaría para poder seguir llevándolos a cabo?, sobre todo en estos momentos de tanta incertidumbre en la que vivimos.
Las necesidades siguen siendo muchas y casi las mismas. Es cierto que logísticamente siempre estamos arropados por parte de las Instituciones de La Rioja, especialmente por nuestro Ayuntamiento, que es nuestro gran mentor, aunque en muchas ocasiones seguimos sintiéndonos un Arte menor y eso fastidia mucho.
Respecto al aspecto económico seguimos necesitando más inversión cultural. Si comparamos este proyecto con una pequeña empresa y su rendimiento, tengo que decir que no nos vemos recompensados con todo lo que producimos desde esta Casa. Desde hace una docena de años el convenio firmado con el Consistorio, se congeló en negativo y sigue sin moverse del frio causado en ese periodo. La labor pedagógica debiera tener compensaciones para seguir creciendo en resultados.
En cuanto a la continuidad (risas), esa es la pregunta del millón. Mientras el Ayuntamiento de Logroño lo vea positivo para la ciudadanía, ahí estaremos con nuestro voluntariado. Porque hay que recordar que el trabajo que realizamos en la Casa de la Danza es un voluntariado socio-cultural total.
¿Qué sería de nosotros si nos quedáramos derrumbados a la primera de cambio? Finalmente uno es consciente de que la lucha profesional siempre será un campo de batalla y rendirse no llevaría a nada positivo.
- Retrocediendo aún más en el
tiempo ¿qué le motivó a acercarse al mundo de las artes escénicas y en especial
a la danza?
El tema viene de muy lejos. Ya en mi infancia de pueblo jugaba a hacer “comedias” y me fascinaba bailar en las fiestas locales en la plaza del pueblo. Posteriormente tuve ocasión de ver el mundo por un agujero y salí de mi entorno cómodo y familiar. París me abrió las puertas a muchas cosas y también del teatro y la danza, aunque realmente fue Londres la ciudad que me marcó en el ADN la formación profesional. Fue el destino donde mi pasión se vio absolutamente colmada y fue justamente Shakespeare el culpable de que mi futuro se encaminara hacia la danza.
- De los distintos sitios donde ha podido tener la posibilidad de establecerse para vivir ¿Qué cosas ha aprendido y rescatado positivamente?
He tenido la suerte de vivir, estudiar y formarme en diferentes países. Siempre se aprenden cosas interesantes en todos los lugares, pero lo que más me ha marcado es el amor y la capacidad de conservación que sienten en Inglaterra por su patrimonio dancístico. Esto se aprende sin darte cuenta. Es un aprendizaje que cala de manera inconsciente y profundamente en el individuo, que te enseña a amar y cuidar lo que es la historia de un pueblo. Estas cosas ellos las saben hacer muy bien y me propuse intentar emularles e ir haciendo acopio de patrimonio en danza para las generaciones venideras.
- ¿De qué manera se pueden
compaginar tantas actividades y proyectos con la vida cotidiana familiar, con
esposa, hijos y nietos?
Es un permanente encaje de bolillos no apto para todos los gustos. Vaya por delante que somos una familia para la que la danza es su “modus vivendi” y esto facilita un poco. Cuando nos instalamos en Logroño con mi compañera de vida y de profesión, Victoria Romanos, ella instaló su propia escuela.
También
se necesita una inmensa dosis de paciencia para aguantarme. Hay que sacar
tiempo de cualquier sitio y muchas veces es la familia la que soporta esa
ausencia, que no es abandono, por cumplir con los objetivos que te marca la
pasión por la danza. Ellos, mi familia, son otro de mis grandes pilares para
seguir adelante, para levantarme cuando me caigo en el camino
marcado.
- Volviendo a la Casa de la
Danza, ¿cuáles han sido las mayores satisfacciones que ha tenido a lo largo de
estos 18 años como director de esta Casa-Museo?
Han sido muchas en estos años. Quizás la que más nos llegó a emocionar es la respuesta mundial que tuvimos cuando arrancaron 50 árboles del Bosque de la Danza. Una respuesta tan apabullante, llegada de los cuatro puntos cardinales del mundo, con mensajes de apoyo y momentos bailados para apoyar nuestra reivindicación. Tal fue el impacto que nuestra reclamación fue aceptada en un pleno municipal en el que pude intervenir para defender lo que había sido firmado por el Ayuntamiento, en tiempos de mayor comprensión con la danza, y que ahora corría peligro de desaparición. Celebramos una vigilia a las puertas de la Casa de la Danza donde mostramos todos los vídeos de apoyo que se recibieron. Fue quizás lo más emotivo en estos 18 años de vida.
- De todas las personalidades de la danza y del arte en general ¿recuerda algún nombre en particular que le haya marcado o sorprendido personal o profesionalmente?
Me han marcado muchos compañeros. Impresiona y emociona como, sin conocernos personalmente, todos ellos se suben al carro y colaboran desde la distancia.
Para mí fue muy especial el día que, tras el envío de cientos de emails a otros tantos profesionales, Antonio Canales nos enviaba el capote de “Torero” y las botas con las que había bailado por medio mundo, para que fueran expuestas en nuestro Museo. Esto lo recuerdo con gran emoción porque pensé “si él ha visto luz en este proyecto, brillaremos con todos los demás” y así ha sido.
Por supuesto que ha habido muchos más compañeros que me han emocionado y sorprendido, pero fue Canales el que definitivamente me dio el empujón final.
- ¿Cree que toda la labor que
lleva a cabo es conocida o reconocida en la región riojana o en el resto del
país o el mundo?
Ser profeta en la tierra de uno es algo que siempre cuesta y es muy complicado. Yo creo que, a ciertos niveles, la labor que se realiza en la Casa de la Danza es reconocida en La Rioja, no así por los riojanos que desconocen incluso la existencia del centro que funciona desde hace 18 años. En España y en el mundo, sin querer sonar pretencioso, tenemos mucho más reconocimiento y eso lo notamos día a día en múltiples mensajes que nos llegan por distintas vías de comunicación.
- Si tuviera que dejar un mensaje o compartir un deseo para el mundo de la danza, sean aficionados o en especial a los profesionales, ¿cuál o cuáles serían?
El único deseo para compartir es el de convencer a todos y cada uno de los profesionales de la danza, aficionados, estudiantes, etc. que no dejen nunca de apoyar la danza para que la visibilidad sea cada vez más evidente en nuestros diferentes entornos. Que no duden en pedir colaboraciones para crear momentos de protagonismo en sus entornos y, en suma, que sigamos caminando unidos para conseguir grandes objetivos.
Laura Hormigón y Óscar Torrado |
Me encantaría poder seguir creciendo en espacio físico para darle más relevancia a la labor que comencé hace más de 25 años al ponerme al frente de una Asociación que tenía ganas de avanzar, creando futuro para las nuevas generaciones.
Que se pueda continuar trabajando en los objetivos y proyectos que hemos podido llevar a cabo desde esta Casa de la Danza: el Bosque de la Danza, el galardón “Amigos de Honor”, la Beca Hormigón-Torrado, el galardón y la Gala Biloba, y todos los proyectos que espero estén por venir. Que Logroño y su Casa de la Danza se conviertan en un destino obligado para los amantes de la danza del mundo entero.
Muchas gracias por aceptar la invitación para participar en esta entrevista y por compartirnos tantas cosas.
La Casa de la Danza de
Logroño, cuenta en estos momentos con más de 70 trajes de escena, unas 250
piezas entre pares de zapatillas, atrezzo y complementos de grandes artistas
nacionales e internacionales, y de distintos estilos de danza. En la biblioteca
habrá unos 1000 volúmenes en varios idiomas. La amplia Videoteca cuenta también
con un millar de cintas y dvds. Su patrimonio cuenta también con unas 15 Exposiciones
plásticas y fotográficas, que están a disposición de quien desee mostrarlas en
sus territorios.
Por sus 18 años de
existencia, se están preparando varios actos conmemorativos, entre los que
podemos adelantar: varias presentaciones de recientes publicaciones de danza,
una exposición del diseñador de vestuario para danza de Iñaki Cobos, la
siguiente plantación en el Bosque de la Danza, prevista para abril, y varias
acciones pedagógicas, además de sus habituales visitas escolares, todo según lo
permitan los condicionantes de los protocolos por la pandemia.
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A todos los que trabajan por el arte y la danza, a los que crean y a los que bailan: ¡muchas gracias!
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