“Si quieres bailar: baila y pásalo
bien”
Quizás es la consigna que a priori se difunde y
promociona, pero hay que saber y aceptar que cuando uno llega a una clase de
baile tiene que estar dispuesto a conocer, comprender y aprender a ejecutar
algunas reglas y técnicas básicas de la disciplina. Ante todo, por una cuestión
de respeto, al propio cuerpo para prevenir lesiones y hacia los demás que
comparten el espacio de su ejecución.
Sea por la razón que sea que hayas llegado a una clase de
baile, lo más importante es que cuanto antes comiences a ir a alguna sala de
baile, mejor. A bailar, se aprende bailando.
Cada uno comienza con los bailes de pareja por las razones personales
que sean, a veces sucede casi por casualidad, lo mejor sería proponérselo como un
juego y desafío personal del manejo de tu cuerpo. Con el tiempo también cada
uno decide qué estilo prefiere, qué profesores, qué pareja y en qué momento de
estados de ánimos realizarlos, por razones también personales. Pero si por
alguna razón u otra disfrutas bailando y ya sabes el paso básico: baila y no
busques excusas.
La naturaleza humana tiene un don genético para disfrutar
con el movimiento y la música, de hecho, lo primero que hace un bebé cuando
escucha música y salvo que haya problemas auditivos, lo primero que hace es
ponerse a bailar y a moverse.
Es muy probable que, aunque no lo recuerdes, eres uno de los
tantos niños al que sus padres, abuelos o tíos (también en femenino), te han
puesto en sus brazos para seguir el son de alguna música que les gustaba o
mecido en ellos o la cuna con sus nanas para conciliar el sueño. La música
tiene un poder emotivo que traspasa las fronteras de los racional, y hoy día
los neurocientíficos declaran que tanto la música como la danza son capaces de
movilizar y estimular tanto del desarrollo cerebral y emocional a lo largo de
toda nuestra vida (y no hablan de las dotes o aptitudes artísticas
para las mismas).
Son mucho los bailes sociales de pareja que se promueven y
difunden, sea por las modas o las industrias discográficas o cinematográficas,
pero siempre han acompañado la vida social de las comunidades y civilizaciones.
Los estilos de bailes de parejas entrelazadas han sido rechazadas a lo largo de
la historia por prejuicios sociales, desde la aparición del clásico vals, el
tango o los denominados bailes latinos; algo que ha ido evolucionando a partir
del siglo pasado.
Allá vamos con las sugerencias para los comienzan sus clases
e ir a bailar…
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